Cinco años después
de matar al Comendador y a Don Luis, Don
Juan Tenorio vuelve de su exilio. Al
regresar descubre que junto a la tumba de Don Luis y el Comendador también está
la tumba de Doña Inés.
Don Juan ha
sido toda su vida un ser sin escrúpulos, al que no le ha importado usar a las
mujeres a su antojo. El amor verdadero llegó a su vida con Doña Inés pero su
parte inescrupulosa lo obligó a renunciar ella. Al volver ya Doña Inés ha
muerto y con ella toda oportunidad de
salvación...o no.
Al morir, Doña
Inés entrega su alma a Dios con la condición de que salve el alma de Don Juan,
por lo que Dios deja la sentencia de Doña Inés pendiente del regreso de Don
Juan. La Inocente Doña Inés está convencida que Don Juan recapacitará y se
arrepentirá de todos sus pecados.
Al final de
la obra, tal y como Doña Inés esperaba Don Juan acaba por arrepentirse de todo
lo malo que ha hecho y asciende al cielo junto con su amada, no sin antes verse
a las puertas del infierno.
Don Juan va
cambiado su personalidad a lo largo de la obra, de un malhechor y burlador de
mujeres a un completo enamorado de Doña Inés, un amor que aunque al principio
fuera meramente sexual debido a la belleza de la joven, acaba por convertirse
en un amor espiritual que perdura más allá de la muerte, un amor que ha sido
capaz de librarlo del mismísimo infierno.
Como no podía
ser de otra manera Don Juan es perdonado por Dios, lo que nos hace pensar que
la obra tiene un trasfondo religioso, además de un tema crucial que es el amor.
En el siglo
XIX, época del Romanticismo en España, el teatro adquiere nuevas características
entre ellas el amor pasional que siempre va en contra de las reglas sociales y
por ello suele acabar en tragedia. Por el contrario la obra de José Zorrilla no
acaba en tragedia sino que Don Juan es personado y ascendido a los cielos.
La muerte
suele ser la liberación para los
personajes, tal y como podemos ver en Don Juan Tenorio.
Otro tema
importante en el Romanticismo que podemos vislumbrar en esta obra es la
compasión, que en esta ocasión se obtiene por medio del amor. La obra no está
escrita solo para entretener o educar si no para conmover al público. El
público al principio odiar al protagonista pero acabará por entenderlo y
conmoverse de él.
En definitiva,
la obra de Zorrilla nos traslada a una Sevilla misteriosa en la que siempre es
de noche para hacernos ver que el amor espiritual es más importante que el
carnal y es capaz de todo, incluso de salvar nuestra alma.
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