domingo, 30 de marzo de 2014

Poesía del siglo XVIII.

El amor en algunos poemas del siglo XVIII.

El tema del amor está presente en gran parte de las composiciones literarias del siglo XVIII. Para ello, queremos ilustrarlo a través de alguno de los poemas de autores como el Conde de Torrepalma, Las Ruinas y El Amor mariposa de Meléndez Valdés.



En Las Ruinas, el protagonista, Alfeo, muere de frío al buscar el alma de su amada difunta. Hay que destacar que esta composición de Alfonso Verdugo y Castilla se asemeja más bien a la estética barroca de los últimos años aunque podemos ver ya numerosos elementos neoclásicos, por ejemplo, en cuanto al léxico: “ruinoso edificio”, “cansado de llorar”, “del ánimo infeliz”. Alfeo sufre por la muerte de su amada “en su lozana juventud”. El sentimiento amoroso se hace aún mayor cuando afecta a la juventud, es decir, se vuelve más desgarrador. Se alude a referencias mitológicas, al igual que en el Barroco, pero se observan elementos románticos como el “eterno dolor” del protagonista de la composición. En este poema aparece el tópico de las ruinas, que nos recuerda a un poema medieval francés llamado La belle dame sans merci de Alain Chartier, tópico que tomarán posteriormente otros autores. Por último, hay que destacar, algunas semejanzas con autores hispanos como Quevedo tanto en el lenguaje (encabalgamientos abruptos, hipérbatos, etc.) en su poema Amor constante más allá de la muerte, de hecho muchos vocablos aparecen en ambas composiciones: “postrera”. José Antonio Porcel tiene otro poema dedicado a la fábula de Alfeo y Aretusa, que nos recuerda a esta composición.



En el poema de Meléndez Valdés, El amor mariposa, aparece el tema de la inconstancia del amor. El Amor, tras el rechazo de unas muchachas, decide convertirse en mariposa para burlarse de ellas. Cuando las muchachas la ven, corren tras ella queriéndola atrapar. No lo consiguen, ya que el Amor, convertido en mariposa, se escapa constantemente. Justo en el momento en el que todas estaban más felices y alegres el Amor muestra su verdadera identidad. Las muchachas, al ver esto, intentan huir del Amor pero no lo consiguen ya que la felicidad de este las ha invadido y aún conserva sus alas de mariposa con las que las atrapa. En esta composición, lo fundamental reside en la comparación de la fugacidad del amor con el voloteo de la mariposa. Nos recuerda a las anacreónticas que cultivó José Cadalso. Es una poesía consagrada al goce de los sentidos. El amor se presenta como una alegoría para que el lector comparta más el placer de los amantes que sus sentimientos. El amor se intensifica con la alegría y la felicidad. Son composiciones cortas llenas de vitalidad. El amor es un simple gozo.



José Luis Braulio Benítez.

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