domingo, 22 de junio de 2014

La Regenta.

Comentario capítulo XXVI de La Regenta.
El fragmento que vamos a analizar pertenece al capítulo XXVI, correspondiente a la segunda parte de la obra que la crítica ha considerado oportuno dividir en dos partes. En concreto vamos a analizar desde: «El jueves santo llegó con una noticia […]» hasta «Una hora antes de obscurecer salió la procesión del Entierro de la iglesia de San Isidro».
Debemos incluir a La Regenta como una obra que está a medio camino entre el Realismo y el Naturalismo, si bien es cierto que parecen dominar más en la obra los elementos realistas que los naturalistas, pero estos últimos también están presentes. Clarín conoció de cerca la literatura naturalista y las obras de Émile Zola, el principal representante de la literatura naturalista francesa. La Regenta constituye uno de los principales modelos de la novela realista española.

En el capítulo XXVI, tras la muerte de Guimarán el Miércoles Santo, trata el tema de la penitencia de Ana Ozores. Este asunto, como vemos al principio de este fragmento, pasará a los anales de la historia de Vetusta. Vemos aquí diversos procedimientos realistas de Clarín, como referencias a elementos propios de la cultura española, como la jota aragonesa o la referencia al profesor de Instituto que se encarga de recoger los anales de Vetusta.
La Marquesa de Vegallana, Obdulia Fandiño y Visitación, que vuelven de la Iglesia, comentan con hipocresía y envidia la decisión de Ana de salir en procesión. En esta reunión critican la testarudez de Ana que se muestra decidida a llevar a cabo su penitencia a pesar de la oposición de su marido, don Víctor Quintanar, al que ellas consideran como “un calzonazos”. Estas señoras consideran el acto de Ana una locura a la vez que sienten envidia por el protagonismo que tomará Ana durante la procesión, en especial Obdulia: «Obdulia tenía la boca seca y los ojos inflamados. Sentía una inmensa curiosidad y cierta envidia vaga...» A través del discurso indirecto libre, Clarín nos presenta el flujo de la conciencia de sus personajes, como en el caso de Obdulia que considera hipócritamente que Ana se va a dar al espectáculo. Se muestra más preocupada por el hábito de nazarena que portará Ana el día de la procesión que plantearse los verdaderos motivos que la llevan a realizar estación de penitencia. Las damas se escandalizan al saber que Ana irá descalza.

Otro de los rasgos propios del realismo que vemos en esta obra es la referencia a referencias culturales y geográficas como el hecho de que es costumbre muy habitual en Zaragoza que las mujeres vayan descalzas al realizar penitencia. Ante esto, vemos de nuevo la reacción de Obdulia: «¡Descalza! -repetía asombrada Obdulia. -La envidia crecía en su pecho.»
La naturaleza parece reflejar los estados de ánimo de los personajes. Cuando se hace referencia al Jueves Santo, el Magistral habría deseado que el sol hubiese salido, muestra del estado de satisfacción y de triunfo que siente. Ana, por el contrario, tendente a la melancolía y la tristeza, hubiese deseado que lloviese. A Ana no le queda otra que cumplir la muestra de “sacrificio” que le prometió al Magistral, si bien es cierto que se arrepiente de haberlo hecho. 

José Luis Braulio Benítez.

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