Lo satánico en Don Álvaro o la fuerza del sino.
La
jornada de Don Álvaro o la fuerza del sino se inicia en el convento de los
Ángeles, uno de los lugares más sagrados por antonomasia y antítesis de lo
infernal o satánico. La primera referencia que se hace a Don Álvaro como ser
infernal sale de la boca de don Alfonso, que tras pedirle al Hermano Melitón
que lo conduzca a ver al padre Rafael, este le pregunta que con cuál, ya que en
el convento hay dos. La respuesta de don Alfonso no nos deja indiferente, le
dice que quiere hablar con el del infierno:
HERMANO
MELITÓN: El otro es…
DON
ALFONSO: El del infierno.
El
Hermano Melitón se dirige a la celda de don Álvaro donde se encuentra orando y
le dice que un matón quiere verle. Como vemos se hacen continuas alusiones al
mundo satánico y al tema de la violencia. Don Alfonso reconoce inmediatamente a
quien ha causado tantos malos a su familia. Don Alfonso tiene sed de venganza,
lo ha estado buscando durante cinco años. Le ofrece una espada, ya que este
está desprovisto de cualquier arma con la que luchar. Don Álvaro intenta
hacerle ver a don Alfonso que está arrepentido de todo cuanto mal ha causado,
ya que ha sido fruto del destino. Don Álvaro está pagando sus culpas en el
convento y no se muestra en actitud
desafiante como la de don Alfonso. Don Álvaro se humilla ante don Alfonso y le
muestra su más profundo arrepentimiento.
En
el momento que don Alfonso menciona el origen impuro de don Álvaro, este se
revela y muestra una actitud de lucha, toma la espada y se dispone a batirse en
duelo con don Alfonso. De nuevo se hace
presente el carácter satánico de don Álvaro al hacer referencia al infierno:
DON
ÁLVARO (Reportándose)
No…, no triunfa
tampoco con esta industria
de mi constancia el infierno.
Retraos, señor.
Don
Álvaro es un personaje que siempre se mueve en el infierno y muestra su cara
más vengativa y salvaje cuando se hace mención a su origen incierto. En la
misma escena, don Álvaro hace referencia una vez más al infierno cuando don
Alfonso le propina una bofetada y desata toda su ira.
Cuando
don Álvaro dialoga con el Hermano Melitón, tras preguntarle que a dónde va,
este responde que al infierno: DON
ÁLVARO: (Saliendo con don Alfonso.) ¡Voy al infierno!, a lo que el Hermano Melitón le responde:
HERMANO MELITÓN
¡Al infierno!... Buen viaje
También que era del
infierno
dijo, para mi gobierno,
aquel nuevo personaje.
dijo, para mi gobierno,
aquel nuevo personaje.
Como vemos, no solo don Álvaro hace referencia al infierno, sino
también el Hermano Melitón, a la vez que se va incrementando la tensión
escénica por el trágico desenlace que tendrá lugar al final de la obra.
Don Álvaro vuelve a hacer referencia a su carácter demoniaco cuando se
hace referencia, de nuevo, a su procedencia. Don Alfonso conoce de muy buena
mano la procedencia mestiza de don Álvaro, ya que ha estado en en Lima, a lo
que este le responde:
DON ÁLVARO
Hombre, fantasma o
demonio
Que ha tomado
humana carne
Para hundirme en
los infiernos,
Para perderme…, ¿qué
sabes?...
Don Alfonso, que revela la verdadera
procedencia de don Álvaro le responde:
DON ALFONSO
Ahora tienes
que escucharme,
que has de
apurar, ¡vive el cielo!,
hasta las
heces el cáliz.
Y si, por
ser mi destino,
consiguieses
matarme,
quiero allá
en tu aleve pecho
todo un infierno dejarte.
No solo don Álvaro aparece
caracterizado como un ser demoniaco, sino que también lo es don Alfonso:
DON ÁLVARO
(Volviendo
al furor)
¿Eres
monstruo del infierno,
Prodigio de
atrocidades?
Cuando
don Álvaro mata a don Alfonso, este de nuevo se confiesa como «presa infeliz del demonio», tras haber actuado por venganza.
Por último, es muy significativo el final de la obra, en el que don Álvaro,
entra en el infierno condenado por sus delitos de sangre:
DON ÁLVARO.- Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo,
perezca la raza humana; exterminio, destrucción...!
José Luis Braulio Benítez.
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